El 23 de agosto de 2008 Vianco Martínez fue agredido salvajemente por Rafael E. Vargas y Juan M. Vargas, dos espalderos al servicio del empresario Saymon Díaz.
El meritorio periodista, sentado en un lugar público, en una de las antesalas del Teatro Nacional, esperaba para realizar la entrevista que le había concedido el cantautor español Pedro Guerra.
Pero contra toda lógica, contra toda razón y fuera de toda proporción, fue agarrado por el cuello, encañonado, golpeado y arrastrado hasta las afueras del Teatro Nacional. Este acto salvaje e ilegal fue “negado” por el empresario Saymon Díaz de la forma más cantinflesca posible, al afirmar que el periodista no fue agredido sino que sus esbirros lo “sacaron forzosamente”.
Desde ese hecho bochornoso ha pasado casi un año, en el que Vianco fue repetidamente al Ministerio Público a pedir justicia, en el que extrañamente cuatro fiscales adjuntos que llevaron el caso fueron removidos, en el que la Fiscalía del Distrito, y su fiscal Alejandro Moscoso Segarra emiten un edicto viciado con el que deniega justicia al reportero, y en el que esa misma fiscalía desacata la sentencia de la jueza de instrucción Elka Reyes Olivo, dada a finales de febrero pasado, donde se le ordena seguir con las investigaciones de la acción en contra de Rafael Emilio Vargas y Juan Manuel Vargas Andújar.
Los hilos del poder que garantizan la impunidad para estos espalderos, acusados de una agresión tan burda y a los ojos de todos los presentes, y que ocultan la responsabilidad del empresario que les paga y les ordena, son partes de un misterio. Ante estos hechos, sólo se puede repetir la pregunta que se ha hecho el periodista: “¿Los espalderos de Saymon Díaz están por encima de la ley?”.
Con la agresión a Vianco se han abierto las compuertas de la infamia, se ha destapado la caja de Pandora, desde donde todos los males y abusos contra los periodistas dominicanos están permitidos. Solo basta tener dinero para comprar conciencias, incluyendo las de seudo periodistas pagados, y tener conexiones y amigotes en el Poder, para salir airosos e impunes.
“El día más triste de este país va a ser el día que los periodistas no puedan realizar una entrevista con garantías de que no van a ser pateados por espalderos con pistola”, reflexiona Vianco Martinez, con su rabia y dolor contenidos.
Es momento de que todos los periodistas dominicanos y dominicanas reflexionen también, y con la rabia contenida, empujemos todos para que al ejercicio de informar a la sociedad se le devuelva la dignidad y el respeto que todo estado de derecho debe garantizar.
Pero ese reclamo y esa acción solo lo pueden emprender los buenos y las buenas periodistas, que tal como afirmó Ryszcard Kapuscinski, sólo lo pueden ser “las buenas personas”. *
*Edwin Ruiz es periodista de Economía del semanario Clave.
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